La mascara

Primer Round de Yoel Adames
Primero lo hizo Bernard Hopkins, un hombre que la belleza lo abandonó desde su nacimiento, entraba al ring con una máscara adornada con una “X”, simulaba a un superhéroe para esconder su fealdad. Luego se iba acomodando al ambiente y antes del campanazo de inicio tenía que dar su duro rostro al público por reglamento.

En la lucha libre me simpatizan los enmascarados, pero en boxeo y en la vida real me dan náusea, es como tener una doble cara o personalidad, también esconden algo... Por ello no me simpatizó el anuncio de regreso del mexicano Edgar Sosa, quien se apareció con una máscara de hierro como en señal de su desgracia en su última pelea en la que perdió la corona minimosca del CMB ante el filipino Rodel Mayol, el pasado año.

Fue tan aparatosa la derrota de Sosa, la que inició con un fuerte cabezazo y terminó con un humillante castigo que le produjo fracturas múltiples en el cráneo y en los huesos de la cara. Tuvo que someterse a varias horas de cirugías y le fue insertado una placa de platino para compensar algunos males de su rostro...

Los médicos hicieron maravillas para regresarle una cara sana y alegre a Sosa, un ex taxista que consiguió la gloria en el boxeo de manos del promotor Jacques Deschamps. No sé si mi buen amigo Jacques sigue con las riendas de Sosa, pero particularmente me parece que las autoridades del CMB en vez de promoverlo debieron protegerlo y no dejarlo regresar al ring, no exponerlo a una desgracia futura y llevar el luto a sus familiares.

¿A qué regresa este hombre que logró demasiado para sus reales condiciones? Ya no puedo entender cuando hablamos de “humanizar el boxeo”, de la protección a los boxeadores, etc., cuando somos capaces de promover este tipo de regreso.

Saturación
Una de las cosas extrañas del Salón de la Fama del Boxeo, ubicado en Canastota, Nueva York, es que cada exaltado tiene una réplica de su puño con su nombre gravado, y de esa manera se gana espacio y no se deteriora el material, que es un metal con un baño de oro.

Recientemente escribí sobre los nuevos inventos de los organismos, con los que se ha aumentado la mediocridad de los campeones actuales, por la facilidad con que se llega al trono si eres parte del negocio de los grandes promotores (se han inventado el campeón interino, el supercampeón; el cinturón de diamantes; campeón en receso; campeón ad-vitam; también modernamente se deja vacías las primeras dos o tres casillas del ranking porque los retadores no son “auténticos”, pueden pelear por la corona los retadores del 1 al 12, etc.), están peores que la lucha libre.

Para mi infelicidad, el CMB acaba de crear el “Puño Verde y Oro”, que fue diseñado usando como modelo el brazo del temible ex campeón pesado Mike Tyson, para premiar a los mejores boxeadores. ¿Qué le parece?

Más tiempo
Al igual que el mundo, soy de los que espero con ansiedad el pleito de Manny Pacquiao y Floyd Mayweather Jr., pero aunque mantengo mi fe en que se hará tendremos que esperar más de lo que nos imaginamos. Primero fue el examen de sangre que no aceptaba Pacquiao, luego lo acepta; pero se va a las elecciones en Filipinas, gana su cargo... pero ahora se interna en un hospital con una úlcera.

Ojalá que luego no muera la abuela de alguno de ellos o un vecino lejano y tengamos que esperar el 2011 ó el 2015 para ver dos peleadores fuera de época ganándose un dinero que no vale su show, como ocurrió recientemente con Roy Jones Jr. y Bernard Hopkins.

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